Durante estos días estamos leyendo un interesante libro con pictogramas, muy recomendado, sobre Juan Ramón Jiménez y Platero. Es de la editorial SM.
Ya conocimos hace unos meses otro libro de esta misma colección que nos habló de Wolfgang Amadeus Mozart y su obra.
Ayer llegamos al momento en el que Platero, tras ponerse enfermo, muere.
Fue un momento muy triste para todos.
Muchos de ellos se emocionaron... es que hemos cogido mucho cariño a este burrito tan mimoso que ahora pasa con nosotros las tardes y las noches junto a nuestra familia...
Si queréis leer estas dos páginas, haced click en la imagen:
Después de este relato surgió la siguiente conversación:
Varios: Y, ¿por qué no vamos de excursión a ver la tumba de Platero?
Yo: Es que Fuentepiña está un poquito lejos...
Rafa: Pues nos podemos llevar unas maletitas...
Manu: Y vamos en avión.
Mª Alexandra: Pues yo quiero ir a Fuentepiña a enseñarle a mi madre la tumba de Platero, y no me importa que esté lejos.
Lucía: Me da mucha pena de que se haya muerto Platero, además, es una pena estar en el cielo porque allí no tenemos pies.
Mª Alexandra: Bueno, pero tenemos alas y volamos como los ángeles, así que no necesitamos los pies. Además, en el cielo no hay peleas ni discusiones y allí siempre hay muchísima felicidad. Yo antes no me quería ir al cielo, pero ahora que sé que está allí Platero sí que tengo más ganas.
Ellos estuvieron el año pasado en Fuentepiña, visitando la tumba de Platero, que está bajo este gran pino.
Juan Ramón tenía aquí su residencia de verano y solía pasar mucho tiempo en estos parajes.