Esta semana ha estado llena de sorpresas... ¡también para mí!
Noelia llegó una mañana con un gran huevo de avestruz.
Llevaba unos días diciéndome que iba a traer un huevo de avestruz a la clase, pero en ningún momento pensé que fuera uno de verdad.
Siempre creí que traería uno hecho con un globo al que le habrían pegado papel de periódico para hacer el molde...
Pero no, era un auténtico huevo de avestruz que había conseguido su papá en una granja de avestruces de Cuevas de San Marcos... ¡menuda sorpresa nos llevamos todos!
¡No os podéis ni imaginar la cara que pusieron al enterarse!
Desde luego, no podíamos dejar pasar la oportunidad de tocarlo y olerlo (en esta ocasión no lo cogimos para cuidarlo muy bien y que no se rompiera).
Nos pusimos en círculo y fuimos pasando la caja de mano en mano con el huevo envuelto en un trapo, tal y como llegó desde la casa de Noelia.
También nos trajo un collage que había hecho rellenando un huevo de avestruz con papel higiénico.
Si queréis ver cómo vivimos la experiencia de tocar y oler el huevo de avestruz, poned los altavoces y haced doble click sobre la imagen:
Después hicimos un dibujo para plasmar lo vivido. Nos dibujamos en círculo pasando el huevo de avestruz de unos a otros.
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